La importancia de un entrenador personal.
Aquí, una pregunta que la mayoría de las personas que empiezan a hacer deporte no saben abordar o directamente no saben contestar.
“Ejercicio para bajar de peso”, “ejercicio para ganar músculo”, “ejercicio para perder grasa abdominal”, “salud y bienestar”; son muchos y variados los objetivos que tenemos al empezar a entrenar, ya sea en un centro de entrenamiento personal o gimnasio, en casa, en la calle…
Pero… ¿Sabemos como enfocar nuestro entrenamiento hacia esos objetivos? ¿Sabemos como crear un entrenamiento adaptado a la situación de cada uno?
Para empezar, deberemos tener en cuenta muchas más cosas de las que nos pensamos.
¿Qué tipo de vida tengo? Vida sedentaria, vida activa, vida medio-activa…
¿Qué hábitos alimenticios tengo? Llevo una buena alimentación, como mal, como bien, pero sin saber gestionar las cantidades de los alimentos…
¿Tengo alguna descompensación? Las descompensaciones a nivel muscular y/o de estructura ósea, son muy comunes por nuestras actividades del día a día (nuestro estilo de vida).
¿Vengo de alguna lesión o padezco dolores crónicos? Hay que saber enfocar el entrenamiento, también hacia estos aspectos para no agravarlos y poner así en peligro mi salud.
Como en todo, ponernos en manos de un profesional nos va a asegurar que todos estos aspectos y muchos más, estén abordados y unificados en un mismo plan de entrenamiento, adaptado a las circunstancias y necesidades de cada uno.
Aquí entra en juego el papel del entrenador personal, y su trabajo hace que el entrenamiento se adecue a cada persona cubriendo todos estos aspectos.
La figura de un personal trainer bien cualificado y preparado, es fundamental al menos los 2-3 primeros meses de entrenamiento, para perfeccionar algunos aspectos como la técnica, la movilidad, el ajuste en esas descomposiciones musculares, el control de intensidad y de tiempo de trabajo y descansos…